jueves, 25 de noviembre de 2010

La actitud del cristiano ante las tentaciones (Santiago 1.12-18)

Un resumen de Santiago 1:12-18

El texto de Santiago 1:12-18 se divide en tres breves párrafos: vv. 12, 13-15 y 16-18. En el pri-mero (v. 12) se presenta el tema de todo el texto y habla de la dicha (felicidad) de la persona que sale victorioso ante las tentaciones. Incluye una razón por la cual la persona es dichosa: recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman. El segundo párrafo (vv. 13-15) plantea una supuesta acusación contra Dios, para culparlo de las tentaciones. Allí mismo se presenta una razón por la cual eso no puede ser la verdad: Dios no puede ser tentado por el mal, ni tampoco tienta él a nadie. Como un contraste, se incluye otra razón por la cual Dios no puede ser la fuente de las tentaciones. Ahora no se trata de la naturaleza de Dios, sino de la frágil naturaleza humana que es la verdadera fuente del problema: cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen. El tercer párrafo (vv. 16-18) habla acerca de las obras de Dios y añade dos razones más por las cuales él no puede ser la fuente de las ten-taciones. Por una parte dice que todo lo bueno y perfecto viene de Dios y por la otra afirma que mediante su Palabra Dios nos ha hecho nacer de nuevo y nos tiene en alta estima.

El tema de Santiago 1:12-18

La tentación es algo verdaderamente serio, es el deseo de hacer lo que no es correcto. Normal-mente las personas no asumen su responsabilidad cuando son dominados por tal deseo. Aparen-temente los lectores de Santiago habían tomado este asunto con mucha liviandad, al punto que acusaban a Dios de ser el culpable de las cosas malas que ellos hacían. Santiago le sale al paso a este horrible pensamiento y presenta sus razones por las cuales no es posible que Dios sea el origen de las tentaciones. La naturaleza misma de Dios no deja lugar para esta posibilidad, ya que Dios no es tentado por el mal, y él no tienta a nadie (v. 13), también está el hecho que las acciones de Dios de dar dones a los hombres se contraponen a la posibilidad de que él los induz-ca a hacer lo malo, pues toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto... (v. 17). En verdad, la experiencia cristiana de haber recibido la gracia del Señor coloca al creyente en una posición de privilegios con Dios que lo hace incompatible con lo malo, ya que él nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que fuéramos como primicias de sus criaturas (v. 18).

¿Cuál es el contexto de Santiago 1:12-18?

Hemos dicho que Santiago 1:2-27 constituye la primera sección del libro y que se divide en tres partes: Los vv. 2-11 enseñan que el cristiano debe asumir una actitud positiva frente a las pruebas; los vv. 12-18 enseñan que se debe tener una actitud correcta ante las tentaciones y los vv. 19-27 enseñan que a través de nuestro comportamiento diario debe ser evidente que obedecemos la Palabra de Dios, aún en medio de las situaciones difíciles.
En toda la sección, Santiago exhorta a sus destinatarios respecto a las actitudes correctas que debían asumir frente a las diversas pruebas. Las dos primeras partes (vv. 2-11 y 12-18) están estrechamente relacionadas. Las dos son como las dos caras de una misma moneda. Los vv. 2-11 hablan de diversas pruebas en las cuales muchas veces se encuentra el creyente y en los vv. 12-18 también habla de pruebas, pero ahora con una connotación un poco diferente. En el primer caso se refiere a pruebas externas, mientras que en el segundo se refiere a pruebas internas que se manifiestan en los deseos de hacer lo malo.
¿Cómo está estructurado el texto de Santiago 1:12-18?

Debido a su contenido, tiene sentido dividir el texto en tres partes: el v. 12 expresa el tema en términos generales y los vv. 13-18 lo desarrollan mediante dos ideas básicas referentes al origen de las tentaciones y al propósito de Dios con sus hijos. ¿Qué dice Santiago a sus lectores?:

1. Los que se mantenían firmes en medio de las pruebas (deseos malos) eran felices (v. 12)

2. No debían pensar que las tentaciones provenían de Dios (v. 13a)
3. Era imposible que Dios tuviera algo que ver con las tentaciones que se les presentaran (v. 13b)
- Dios no puede ser tentado por el mal.
- Dios no tienta a nadie.

4. Los deseos personales eran los responsables de las tentaciones (v. 14) (La tentación a hacer algo malo provenía de la naturaleza humana)
5. La naturaleza humana normalmente producía una cadena de eventos contrarios a los deseos de Dios (v. 15)
- Primero, el deseo de hacer algo que no era bueno,
- Segundo, el acto de hacer eso que se deseaba (lo malo)
- Tercero, la consecuencia de hacer lo malo (pecado). La consecuencia es la muerte!!

6. No debían dejarse engañar respecto a la fuente de las tentaciones (v. 16)
7. Todas las cosas buenas venían de Dios, quien no cambiaba (v. 17)
8. Dios, quien les había dado salvación mediante su Palabra, les amaba mucho (v. 18)

Santiago 1:12-18 tiene tres breves párrafos, pero trata un solo tema. Entonces, es necesario redactar una declaración que incluya los tres y exprese la afirmación central de todo el texto. Bien puede ser algo como esto: Los destinatarios de Santiago debían mantener una actitud correcta ante las tentaciones.

Todas las afirmaciones del texto pueden agruparse en el siguiente bosquejo:

Los cristianos debían mantener una actitud correcta ante las tentaciones.

1. Los cristianos debían mantenerse firmes en su fe ante las tentaciones (v. 12)
1.1. Los que se mantenían firmes en medio de las pruebas (deseos malos) eran felices (v. 12a)
1.2. Los que resistían las pruebas recibían recompensa (v. 12b) (La corona de vida)
2. Los cristianos debían saber que los deseos internos eran los responsables de las tenta-ciones (v. 14) (La tentación a hacer lo malo no provenía de Dios, sino de la naturaleza huma-na)
2.1. No debían pensar que las tentaciones provenían de Dios (v. 13a)
2.2. Era imposible que Dios tuviera algo que ver con las tentaciones que se les presentaran (v. 13b)
- Dios no podía ser tentado por el mal
- Dios no tentaba a nadie
2.3. La naturaleza humana normalmente producía una cadena de eventos contrarios a los deseos de Dios (v. 15)
- Primero, el deseo de hacer algo que no era bueno,
- Segundo, el acto de hacer eso que se deseaba (lo malo)
- Tercero, la consecuencia de hacer lo malo (pecado). La consecuencia es la muerte.
3. Los cristianos debían saber que de Dios sólo vendría lo bueno para ellos (vv. 16-18)
3.1. No debían dejarse engañar respecto a la fuente de las tentaciones) (vv. 16.
3.2. Todas las cosas buenas venían de Dios, quien no cambia (v. 17)
3.3. Dios, quien les había dado salvación mediante su Palabra, les amaba mucho (v. 18)

¿Cuáles asuntos se presentan en Santiago 1:12-18?

1. El v. 12 presenta el tema del texto. El argumento se puede resumir de esta manera: los cristianos debían luchar para mantenerse firmes en la fe ante las tentaciones, porque Dios les daría la vida como recompensa. Los versículos siguientes desarrollan esta propuesta.
2. Los vv. 13-15 indican que los cristianos debían reconocer que su naturaleza pecaminosa, y no Dios, era quien daba origen a las tentaciones. Por una parte, la naturaleza de Dios hacía imposible que las tentaciones tuvieran origen en Él; y por la otra, la naturaleza humana pecaminosa, evidenciaba que allí estaba el origen de las tentaciones. Por lo tanto, para enfrentar con éxito las tentaciones era necesario tener un concepto correcto respecto a su origen.
3. Los vv. 16-18 indican que de Dios sólo puede salir lo bueno para sus hijos, pues los ha hecho nacer de nuevo por la Palabra para tenerlos en alta estima. No había razón para que se dejaran engañar por falsas presuposiciones. Por lo tanto, para enfrentar con éxito las tentaciones era necesario darse cuenta que Dios les había dado todo lo necesario para lograrlo.

¿Cómo se desarrollan estos conceptos en Santiago 1:12-18?

El v. 12 presenta el tema del texto: las tentaciones. Santiago no dice en qué consistían estas tentaciones, pero seguramente estaba pensando en asuntos que se desprendían de las situaciones difíciles que habla en los versículos anteriores. Tal vez la pregunta clave era: ¿Qué actitud debían asumir ante esas situaciones difíciles? ¿Cómo debían actuar? La tentación latente era hacer lo malo para salir de ellas. Y esto es precisamente lo que Santiago quería evitar. Por eso, los exhortó para que tuvieran una actitud correcta ante las tentaciones, pues esto era un paso importante en el proceso de vencerlas. Lo que es bastante claro es que Santiago elogia a la persona que sale victoriosa de las tentaciones y le da un mensaje de esperanza verdaderamente alentador. Dice que el que soporta la prueba es bienaventurado, porque una vez que haya sido probado recibirá la corona de vida, que el Señor ha prometido a todos los que lo aman. El cristiano debe tener presente que la obediencia a lo que Dios exige es lo que le da verdadero significado a la vida.
En medio de las situaciones difíciles es relativamente fácil tomar un camino equivocado, que al final se manifiesta en miseria y dolor. Pero el que sale aprobado (el que vence) es feliz, porque en lugar de miseria y dolor, tiene alegría y bienestar. La corona de vida de la que habla el texto no parece referirse a la vida eterna, sino a la vida abundante en Jesucristo ahora mismo. Santiago dice que esta corona le pertenece a los que perseveran bajo la prueba (RVA), es decir, a los que no ceden a la tentación de hacer lo malo. Por lo tanto, debían luchar para man-tenerse firmes ante las tentaciones. Con esto en mente, en los próximos versículos Santiago reta a sus lectores para que siguieran el camino correcto.
En los vv. 13-15 Santiago enseña que para enfrentar con éxito las tentaciones era nece-sario tener un concepto correcto respecto a su origen. Estos versículos contienen esen-cialmente dos asuntos: El primero (v. 13) refleja una desesperada y osada acusación de las personas, con el fin de justificarse a sí mismas; a la vez, deja expresa la naturaleza de Dios que lo hace incompatible con el mal. El segundo asunto que se plantea (vv. 14, 15) es una aterradora descripción de la triste realidad humana, víctima de sus malos deseos.
El v. 13 habla de una percepción equivocada respecto a la fuente de las tentaciones. Algunos creyentes, al parecer, le echaban la culpa a Dios de ser el autor o motivador de sus tentaciones y decían: Soy tentado por Dios. La respuesta de Santiago es que Dios y el mal son incompati-bles: Dios no es tentado por el mal. Por lo tanto, la acusación era falsa. La naturaleza de Dios no le permitía ser tentado ni tentar a quienes creó a su imagen y semejanza. Dios sí permite que en nuestra vida ocurran circunstancias (pruebas) que nos ayudan a madurar en nuestra fe, como ya se ha expresado en los vv. 3, 4, 5; pero de ninguna manera esto es alimentar la ten-tación.
Los vv. 14 y 15 hablan de la tragedia humana que induce a la persona a obedecer a sus bajas pasiones. El v. 14 muestra la absoluta culpabilidad humana al ceder a la tentación y en el v. 15 añade las horribles consecuencias de ser atrapados por ella. Estos versículos presentan de una manera dramática la evolución del pecado, que comienza con el deseo del corazón y se convierte en la acción de su pasión humana. El problema no está afuera, sino adentro de la persona; por eso, cada uno es tentado cuando es arrastrado y seducido por su propia pasión. ¡No hay lugar para echar la culpa sobre las demás personas por nuestras malas acciones!
El v. 15 presenta una trágica cadena cuyo primer eslabón es los malos deseos y el último es la muerte. Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado; y el pecado, una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte. Trágicamente, hay un desenlace fatal para quien se deja arrastrar por la tentación y no controla sus deseos malos. La línea de desencadenamiento es: malos deseos-tentación-pecado-muerte. Una vez que se pone en juego el mecanismo de la tentación, la persona deja que sus deseos sean llevados a la satisfacción. El pecado ocurre, precisamente, cuando permitimos que el mal (disfrazado atractivamente) nos cautive y arrastre hacia la satisfacción de nuestros deseos: y el pecado una vez llevado a cabo, da a luz la muerte. La paga del pecado siempre es la muerte. En la realidad cotidiana no necesariamente es la muerte física, pero sí lo es de carácter espiritual, moral, social, etc.
Los vv. 16-18 Santiago les dice a sus lectores que para enfrentar con éxito las tentaciones debían darse cuenta que Dios les había dado todo lo necesario para que pudieran lograrlo. El texto presenta básicamente dos asuntos. El primero tiene que ver con las dádivas y los dones de Dios para el bien de los creyentes (vv. 16, 17); y segundo se refiere el nuevo nacimiento que ha operado Dios en el cristiano a través de su Palabra, que lo hace algo especial (v. 18).
Los vv. 16 y 17 indican que las cosas buenas provienen de Dios. Es claro que el problema de las tentaciones radica en el corazón del ser humano dominado por sus malos deseos (v. 14). Los lectores originales de Santiago debían reconocer que Dios les había dado lo necesario para que enfrentaran con éxito las tentaciones. El v. 17 habla de buenas dádivas y dones perfectos que provienen de Dios. Con esto, Santiago afirma que tenemos recursos que provienen de Dios para luchar contra la tentación (comp. Santiago 1:5).
Santiago no sólo hace hincapié en que Dios es fuente de todo lo bueno, sino que, por su propia voluntad, él nos engendró y ahora somos una nueva creación (v. 18). La expresión él nos hizo nacer por la palabra de verdad, se refiere a la Palabra de Dios que tiene poder transfor-mador. Ahora, como personas nuevas, con una nueva naturaleza, somos capaces de hacerle frente a las diversas tentaciones. Por cuanto somos hijos de Dios, él nunca nos incitaría a hacer algo malo, como al parecer pretendían algunos creyentes lectores originales de Santiago.

¿Cuáles son unos principios que se derivan de Santiago 1:12-18?

De Santiago 1:12-18 se derivan tres principios muy importantes.

1. Tenemos el compromiso de luchar para mantenernos firmes en la fe ante. Hoy como ayer, la tentación sigue viva en el ser humano. El hecho de ser cristianos no es un antídoto con-tra las tentaciones, más bien es un factor fuerte para que éstas se presenten. Tal vez hoy el conflicto es aun mayor hoy, debido a la sociedad tan permisiva en la cual vivimos. Desde que renunciamos a la vida mundana para seguir a Jesucristo, los conflictos que tenemos para hacer lo que Dios exige y renunciar a nuestros propios deseos se acrecientan. Nuestra pasada manera de vivir con frecuencia se asoma a la puerta de nuestra voluntad para invitarnos a satisfacer sus deseos. Pero mediante un acto de voluntad y por el poder Dios, el cristiano asume la actitud correcta frente a las tentaciones cuando se mantiene firme en lo que ha recibido del Señor.
2. Para enfrentar con éxito las tentaciones debemos tener un concepto correcto de su origen. No debemos echar la culpa de nuestros actos sobre otra persona. Como verdaderos cristianos, debemos asumir la responsabilidad personal de nuestros actos. Este es un paso fundamental para enfrentar con éxito los problemas en la vida. ¡Nuestro mayor enemigo somos nosotros mismos! El planteamiento de Santiago es muy actual, tanto desde la perspectiva de Dios como de la humana. Las personas insisten en que no son culpables, pero Dios dice lo con-trario; el ser humano es culpable de sus actos. En la búsqueda de culpables, el ser humano echa la culpa sobre Dios, el prójimo, las circunstancias, o sencillamente se escuda en: “es mi manera de ser”, “son mis sentimientos”, etc. No es extraño oír el concepto de que me comporto así por causa de mi pasado, hay traumas ocultos, me criaron así, la cultura en la cual me he formado, las injusticias sociales me afectan, mis sentimientos, etc. En fin, –argumentan las personas–, yo no tengo la culpa de ser como soy. Frente a Dios todos estos argumentos se desvanecen. Dios dice que el ser humano es culpable y debe asumir la responsabilidad de sus actos. No hay otro camino para la liberación que no pase por la confesión de nuestros pecados, apartarnos de ellos y seguir a Jesucristo como el Señor de nuestra vida.
3. Para enfrentar con éxito las tentaciones debemos reconocer que Dios nos ha dado los recursos para lograrlo. Dios no solamente nos ha dado cosas buenas, sino que nos ha hecho nacer nuevo y ahora somos sus hijos a quienes ama profundamente. Los lectores originales de Santiago debían reconocer que Dios les había dado lo necesario para que enfrentaran con éxito las tentaciones. Esto no era una necesidad sólo para los lectores de Santiago, lo es para todos los cristianos de todos los tiempos. Dios nos ha dado los recursos necesarios. Dios nos ha dado una nueva naturaleza. Tenemos el Espíritu Santo y tenemos la Palabra de Dios que nos exhorta y nos guía por el camino correcto. Es nuestro deber tomar conciencia de esta realidad y apropiárnosla.

¿Cómo pueden aplicarse estos principios de Santiago 1:12-18?

1. Santiago enseña que debemos tener una actitud correcta ante las tentaciones. Esa actitud no debe ser pasiva, sino activa. Por lo tanto, debemos luchar para mantenernos firmes en la fe ante las tentaciones. Santiago dice que la persona que sale triunfante de las tentaciones es feliz, por cuanto tiene como premio la vida. Seguramente estaba pensando en esa vida de la cual habló Cristo en Juan 10:10. Esto indica que quien sea dominado por la tentación a hacer lo malo, tendrá como consecuencia la infelicidad en su vida. Por eso, es necesario luchar para vencer. Una persona dice mentiras por muchas razones: dice mentiras para salir de un apuro. ¡Y cuántos apuros se le presentan a diario! Cuando se le confronta sobre esto dice: “Bueno, yo soy así”, ¿y qué iba a hacer?, o “todo el mundo lo hace”, etc. Esta persona no está haciendo ningún esfuerzo para vencer el problema. Otra persona cede a la tentación de tomar algo que no le pertenece. Al momento tal vez siente algo de felicidad, pero ¿qué ocurre el día que lo descubren? Otra, tal vez, se comporta de manera grosera con su hermano. Al principio parece sentirse aceptado por los demás, pero después se siente culpable. No soportó la tentación y por eso no es feliz. Reflexione sobre su propio comportamiento. ¿Cuáles son algunas tentaciones que usted tiene con cierta frecuencia? ¿Qué puede hacer para no ceder a ellas?
2. Santiago nos enseña que para enfrentar con éxito las tentaciones es necesario tener un concepto correcto de su origen. Cuando Santiago escribió esta carta, algunas personas le echaban la culpa a Dios. Pero Santiago enseña que el ser humano es atraído a lo malo por sus propios deseos, de modo que él mismo y no otro es responsable de sus acciones. La figura empleada por Santiago es muy sugestiva y se parece al pez que es atrapado por un anzuelo al cual se le ha colocado una atractiva y apetitosa carnada. La carnada oculta al mortal anzuelo, pero el pez no piensa en ello sino en el atractivo bocado; lo mueve su deseo de comer. Así su-cede con la persona que es atrapada por sus malos deseos. Reflexione sobre su vida: ¿Piense en esa última ocasión cuando usted echó la culpa sobre otro por lo que usted hizo? Evalúe de nuevo este asunto: ¿Cuán culpable fue usted realmente? Claro, usted tal vez dice que fue gro-sero con su hermano, porque él lo ofendió. Bien, ¿podía usted recurrir a la tolerancia y al perdón de su hermano? Para reflexionar más sobre el asunto piense en estas peguntas: ¿Por qué se comporta usted de cierta y determinadas maneras? ¿Por causa de los demás, o por causa de usted mismo? Aquí está la tragedia humana: La naturaleza pecaminosa lo inclina a no reconocer sus errores; por eso, no vacila a la hora de echarle la culpa otro en su afán de traer alivio a su conciencia. La antigua costumbre de echar la culpa de las malas acciones sobre otras personas, todavía gobierna el pensamiento del ser humano contemporáneo. De manera más astuta, el ser humano de hoy ha eliminado los valores espirituales y, engañándose a sí mismo, deja de ser culpable. Según la manera de pensar hoy, cada individuo tiene su propia verdad y debe vivir su propia realidad. En última instancia, Dios no tiene que meterse en mi vida. ¡Qué terrible conclusión la que ha encadenado a los seres humanos de hoy. Pero todavía Dios dice que somos responsables de nuestros actos. Reflexione sobre su vida: ¿Cuándo fue la última vez que usted hizo algo malo y asumió su responsabilidad? ¿Cómo se sintió de haber asumido su res-ponsabilidad?
3. Santiago enseña que para enfrentar con éxito las tentaciones debemos aceptar que Dios nos ha dado lo necesario para lograrlo. Cuando las cosas se oscurecen por las situacio-nes difíciles de la vida, es hora de poner delante lo que Dios ha hecho en nosotros, por nosotros y con nosotros. Tenemos recursos a nuestra disposición: los consejos de la Palabra de Dios, el apoyo de nuestros hermanos y nuestra capacidad racional para tomar decisiones sabias. Por una parte, Dios ha dado su Espíritu que habita en nosotros y él puede ayudarnos en nuestras debilidades si le permitimos hacerlo. Cuando esté ante una tentación, piense en el Espíritu Santo que está en usted. ¿Invitaría usted al Espíritu Santo para que haga lo malo con usted? Escriba un comentario sobre su respuesta a esta pregunta. Por otra parte, Dios nos ha dado dones para edificación de los demás. Cuando en su mente venga el pensamiento a hacer ciertas cosas malas, recurra a los dones que el Señor le ha dado para ministrar a otros. En otras palabras, piense en algo bueno que pudiera hacer de modo que pueda ocupar su mente y su cuerpo en cosas buenas. Reflexione sobre esto y escriba un breve comentario al respecto.

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